Continuando con el recorte "Costumbres Argentinas" les dejo a continuación el cuento "El gran partido" para trabajar a partir de la realidad aumentada, espero que les guste.
El Gran Partido
Martín no entendía por qué tenía que pasar las tardes al sol con el abuelo sentados en una grada viendo a Enrique jugar con una pelota. No había muchos niños de su edad y el abuelo solo miraba y no hablaba.
Deseaba poder ir al parque, correr entre las hamacas y no estar viendo aburrido como su hermano disfrutaba con sus amigos, jugaba a extraños juegos de mayores y cumplía un montón de normas.
Esa mañana parecía ser diferente a otras, vio a Enrique caminar de un lado para otro nervioso por su habitación. Le preguntó qué le pasaba y le contestó que hoy era su primer partido y tenía que jugar muy bien. Martín no entendía nada ¿primer partido? ¿y todas esas tardes en el campo?
Cuando llegó la tarde y se vio nuevamente sentado con el abuelo decidió consultarle sus dudas:
- Abuelo, ¿esto del fútbol es bueno? ¿Es tan divertido como dice Enrique? A mí también me gustaría jugar con la pelota pero en el jardín, porque aquí me aburro.
- No es lo mismo jugar solo que en el jardín – Se rió el abuelo divertido – Mira, fíjate bien y yo te iré explicando lo que pasa.
Empezó el partido, los minutos fueron pasando y cuando el árbitro tocó el silbato al final del partido Martín era incapaz de despegar los ojos de su hermano. En ese fantástico partido había visto a Enrique marcar un gol arrastrando una pelota que parecía movida por el viento, entregó la pelota al contrario por levantar a un compañero del suelo, no hizo caso a un niño que lo insultó al oído y después de todo eso el abuelo le dijo que habían perdido.
Martín seguía sin entender nada porque veía a su hermano abrazarse feliz a sus compañeros, darse la mano todos juntos.
Cuando Enrique fue hacia la tribuna donde estaban su hermano y su abuelo y los abrazó a los dos feliz diciéndoles:
- No hay nada como jugar en equipo y hemos jugado muy bien. ¡Como me gusta jugar al fútbol!
Martín entendió entonces que cuando algo hace a uno sentirse tan bien, tiene que ser bueno sin duda.
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